lunes, 1 de abril de 2013

"Adiós Mundo Cruel"

 LA CULPA ES DE LOS CHINOS

Dentro del cine comercial mexicano es extraño encontrar obras que intenten conectar con el espectador, a pesar de que la definición de cine comercial le haría pensar a uno que los cineastas tendrían que buscar llegar a un público amplio. A veces pareciera que bastara con que hubiera más directores que mostraran cierta competencia al dirigir cintas de género para que el cine mexicano pudiera volverse a considerarse como una industria productiva.



"Adiós Mundo Cruel" es un caso raro de ese cine que intenta conectar con un amplio sector del público a través de su buen humor y descabelladas situaciones. Se nota como una obra diseñada para hacer reír al espectador sin que eso signifique que sacrifique a sus personajes en aras del entretenimiento. Los personajes toman el control de la historia, o más bien son los que descontrolan la historia, pues en cierta forma "Adiós Mundo Cruel" es una de esas comedias desmadrosas como las muchas que hacía Germán Valdés Tin Tan, pero sin las ventajas de tener a Tin Tan, quien podía sostener por si mismo cintas completamente olvidables.



La cinta habla de un recien desempleado al que le hacen preguntas imposibles en sus entrevistas de trabajo sobre cuantos jitomates caben en un cuarto. Ante este tipo de circunstancias este sujeto con mala suerte luce destinado al fracaso hasta que cierto día un ladrón aún más inepto que él intenta estafarlo y el asaltado en cuestión termina con la cartera del susodicho caco. El sentido de la decencia del protagonista está a la par de su ineptitud por lo que decide devolver la cartera al maloso en cuestión tomando la dirección que aparece en cierta identificación por lo que termina apareciendo ante los ojos de una banda de ladrones como un hábil carterista.



Chamba es chamba dirían por ahí, por lo que el protagonista supuestamente experto en las artes del robo, termina formando parte de esta por igual inepta banda de ladrones de poca monta que también están destinados al fracaso para deleite del respetable, quien se divierte con inverosímiles situaciones de robo que van desde una fiesta de niños con cacos payasos que celebran robos aunque sea de una rebanada de pastel hasta la obra maestra que consiste en un intento de robo a un león de zoológico, aunque esta banda de mensos esté más interesada en chupar en la cantina con las “acompañantes”.



Este tipo de descabelladas situaciones termina funcionando gracias al conjunto de actores, donde todos hacen bien su chamba de lucir como tipos que no hacen bien su chamba y a un buen manejo de los chistes como aquel del submundo telenovelero que goza de cierta malsana crueldad. Si bien las leperadas abundan, el filme goza de una honesta sensibilidad que hace que la trama igual se dispare entre lo cursi y lo mala leche. El reparto aquí destaca más en conjunto que en lo individual, lo cual aplica a la perfección a la banda de ladrones encabezada por un descarado Justo Martínez al que acompañan el bonachón José Montini, el cara de malandrín Carlos Aragón, la ruda Sandra Sánchez y la ama de casa lista que se junta con tontos Lourdes Villareal, a los cuales se les une el protagonista: el cara de menso Juan Carlos Vives. Esta uniforme masa actoral es lo que hace que esta película sin Tin Tan tenga bastante vitalidad, con todo y que los personajes no sea mas que un grupo de haraganes buenos para nada.



Es cierto que el cine del desempleo ofrece tramas bastante similares en lo descabellado y mucho más logradas en la forma, piense en “Sonata de Tokyo” (Tôkyô Sonata) que empezaba de igual forma que “Adiós Mundo Cruel” con padre de familia buscando empleo y con algún caco malandrín que descomponía la película para deformar su estructura dramática lo cual hacía el drama un ejercicio delirante. O aquellas ligeras comedias del desempleo con marginados unidos por su fracaso como sucedía en “Levantarse ocho veces” (8 fois debout). “Adios Mundo Cruel” goza de una premisa similar aderezada con estrambótica ejecución que si bien es parejamente dispareja, eso le da un toque sabroso que adereza a la perfección ese humor relajiento que no se toma en serio pese a que tiene corazón y encanto. Es como aquella tira cómica de Nacidos para perder trasladada al cabulero mundo del asaltante chilango. 



Antojito mexicano: Unas palomitas, pero de esas que venden en los circos.



Posibilidades de Ariel: El uniforme reparto da pie a varias nominaciones a coactuación masculina, aunque Justo Martínez lleva la mano en ese departamento. Y tomando en cuenta que hay cierta tendencia en el cine actual por el cine del desempleo y la presencia de nombres como Vicente Leñero y Felipe Cazals en el guión no hay que descartarla tampoco en ese apartado.

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