YO
TENÍA UN CHORRO DE VOZ
En ocasiones hay cortometrajes que destilan ese aire de cine
comercial que le hacen a uno pensar que los complejos que exhiben
cine deberían replantearse el pasar este tipo de trabajos antes de
cualquier función en vez de atosigarnos con comerciales y avances de
próximos estrenos. Claro que esto parece pedirle peras al olmo, por
lo que “Lucy contra los límites de la voz” se tendrá que
conformar por su paso en festivales y con el hecho de ser exhibida
como parte del tour de cine francés previo a varias funciones del
mismo, las cuales toman esta idea de exhibir un cortometraje antes de
la función “estelar”.
La
cinta de Mónica Herrera es harto simple, lo cual hace
que el formato corto la vuelva más contundente. “Lucy vs los
límites de la voz” toma ese concepto fantasioso que tienen los
niños que se inventan explicaciones a si mismos para las cosas que
no pueden comprender. Lucy (Dulce Alfaro) es una niña que vive con
su gritona tía (espléndida Mónica Huarte) y su abuelo, el cual ya no puede hablar. La única
explicación razonable para Lucy es que todos tenemos un número
finito de palabras para pronunciar en esta cosa llamada vida, por lo
que Lucy está muy preocupada de que su parlanchina tía que se la
pasa gritando a la menor provocación termine pronto como el abuelo,
asi que no escatima en tratar de probar si su teoría es cierta, lo
cual provocará graciosos resultados.
Ese tono amable de comedia
provoca que el cortometraje tenga la facilidad de conectar con un
amplio sector del público. También ayuda que Mónica Huarte sea una
actriz con la soltura suficiente para lanzar gritos a 400 palabras
por minuto, lo cual hace que esa perspectiva infantil que toma la
cámara, la música (cortesía de Natalia Lafourcade) y el guión
resalten ese aire exagerado de la tía regañona. Es en cierta forma
la misma exagerada visión infantil/adolescente de el cortometraje
“Cosas Feas” de Isaac Ezban, pero esta vez puesta en reversa, ya
que en vez de tener ese gusto por lo grotesco aquí estamos en un
tono completamente opuesto, aquí la inocencia de Lucy es lo que le
da el tono apto para toda la familia.
La vertiginosa edición, la
amable música y la narración, la cual no es sino la manera en que
Lucy ve al mundo provocan que este cortometraje pese a que su factura
no deje de ser sencilla tenga bastante encanto. Mónica Herrera
consigue lo que se propone con suma eficiencia, adentrarnos en el
mundo de Lucy y preguntarnos que otras aventuras se encontrarán
dentro de su cabeza, después de todo, la cinta comienza con ella
tratando de probar unas alas antigravedad, casi como el Miguelito de
“Barrio de Campeones” intentaba ser Supermán. Caray, estos
chamacos mexicanos y su imaginación.
Antojito mexicano:
Unas pastillas de dulce para la garganta para que no se le vaya la
voz. Que conste que este blog no está patrocinado pero como la onda
es comercial, le recomiendo unas Halls.
“Lucy vs los límites de la voz”
está nominada al Ariel 2013 a Mejor cortometraje de Ficción.
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