EL ABUELO Y YO
“Años después”, el debut en
ficción de Laura Gárdos Velo, es una de las cintas más endebles
que haya dado el cine nacional el año pasado. La cinta desperdicia
casi cualquier oportunidad de relevancia debido a la falta de pericia
de prácticamente todos los involucrados. En realidad la historia es
una buena idea pésimamente ejecutada, la película habla de un
anciano gallego que peleó hace muchos años con su hija, la cual
deció autoexiliarse a México para nunca más hablar con su padre.
Años después gracias a la magia de internet, un joven adulto de 35
años llamado Andrés se entera que tiene un abuelo, al que nunca
conoció pues su madre le había contado que éste había muerto.
Este entramado narrativo pareciera que
tiene todos los ingredientes para un suculento platillo: el conflicto
padre-hija, el surgimiento de una relación entre la vecina del
abuelo y el nieto que intuimos tendrá un desenlace romántico pero
existe el conflicto de que uno de los dos está comprometido, una
estructura dramática que va del presente al pasado para contarnos lo
que sucedió años atrás para averiguar la razón del pleito al
tiempo que vemos su posible solución en el presente cuando el nieto
decide ir a visitar al abuelo perdido a España, lo cual a su vez
causa un conflicto con la rencorosa madre autoexiliada.
Bastaría una dirección más
competente para hacer de “Años Después” una cinta funcional
pero el principal problema viene a partir de la tibia dirección, que
toma decisiones que parecen escamotearnos todo dejo de interés pues
acentuán en demasía lo que va a suceder. Por ejemplo, ese recalco
que se hace entre la vecina y Andrés nos hace intuir romance, pero
Laura Gardós en vez de complicarlo con el hecho de que Andrés está
comprometido, parece más interesada en hacer las cosas obvias por lo
cual no parece haber un conflicto, sabemos cuál es la decisión que
va a tomar Andrés practicamente desde el inicio. La dirección de
actores también es lamentable, la directora termina filmando varias
escenas con los personajes cambiando arbitrariamente de humor durante
la misma escena, en un momento están enojados y al otro parecen los
seres más optimistas, no porque sean personajes complejos sino
porque pareciera que los actores no están entendiendo a su personaje
o la escena misma.
El guión pese a tener una premisa
interesante, se nota que tiene una falta de trabajo en detalles que
resultan importantes. Por ejemplo, los personajes en ciertos momentos
terminan contradiciéndose a sus acciones casi de la misma forma en
que contradicen su estado de ánimo. La hija exiliada interpretada
por Angélica María, por ejemplo, que se ha mantenido alejada de su
padre por años debido a que lo culpa por lo que sucedió en el
pasado cuando el abuelo trabajaba para el gobierno franquista, está
definida por el guión como una mujer rencorosa que se niega a hablar
con su padre debido a esto. Sin embargo, más adelante pareciera que
no tiene tanto inconveniente en ser más tolerante con otro personaje
al cual no tendría razón alguna para no guardarle rencor. Pareciera
que Laura Gárdos, quien funge como directora-guionista, está más
interesada en darnos soluciones rápidas sin importar que estas
traicionen a sus personajes.
El concepto de reconciliación familiar
no está mal, pero la ejecución carece de rigor. Observe por ejemplo
una cinta como “La llave de Sarah” (Elle s'appelait Sarah) que
goza de una estructura dramática similar que viaja del presente al
pasado, en este caso del holocausto tras la redada perpetrada por los
propios franceses para encerrar a judíos en el velodromo al tiempo
actual donde una periodista hurga en el pasado familiar tras un
reportaje sobre la redada. En ella existe ese mismo espíritu de
reconciliación sin traicionar el humor de los personajes, por ello
cuando el conflicto tiene que acentuarse las cosas se vuelven
bastante duras, sin importar que el espíritu sea optimista. Incluso
al final los personajes son congruentes con lo que hemos visto por lo
que si bien deciden cosas que no sean tan agradables, esa congruencia
hace a los personajes interesantes.
En “Años Después” el tono
optimista corta con la congruencia de los personajes, principalmente
de uno que es rencoroso y otro que es malhumorado. En vez de una
transición vemos como cambian arbitrariamente porque Laura Gárdos
carece de la confianza que exigía el libreto para acentuar los
conflictos y en vez de dorarnos la píldora, relatar con crudeza
cuando había que hacerlo y dejar que los personajes fueran
contrarrestando esos sentimientos de odio hacia uno de perdón.
Debido a esto la cinta avanza sin ningún conflicto aparente ya que
nos recalcan siempre con prontitud como van a terminar las cosas.
Y luego están los actores, de los
cuales el único rescatable es Celso Bugallo quien está mas o menos
bien como viejito refunfuñón. Los demás o bien exageran, gritan o
mantienen el mismo tono plano, ya sea por falta de talento o de un
arco dramático mejor narrado que les permitiera brindar más
emociones. Los que interpretan los hechos del pasado de plano
pareciera que están usados como parte de la decoración y nada más
hacen avanzar la historia para que nos enteremos de porque el pleito
entre la hija y el abuelo. En ese rubro la decoración o el diseño
de arte del pasado bien pudiera ser lo mejor de la cinta. Las calles
se sienten como de una España vieja donde los ciudadanos lucen
atemorizados por el gobierno.
Laura Gárdos tendrá que trabajar
mucho para pulir su arte, sin duda que tiene buenas ideas pero una
cinta así requiere de una técnica mucho más depurada o al menos de
un poco de técnica. Por lo pronto, nos quedamos con una cinta de
reconciliación familiar que pertenece a lo más flojo del cine
mexicano del 2012.
Antojito mexicano: Un lomo de
puerco agridulce, pero uno en donde como no se entendió la receta
quedó demasiado dulce.
Posibilidades
de Ariel: Ninguna, al menos que usted sea optimista y considere el
premio a mejor largometraje estudiantil (ópera prima) en el Big
Island Festival hawaiano y quiera colocarla en ese rubro. Y si de
plano uno quiere ser muy dadivoso Celso Bugallo en coactuación
masculina y el diseño de arte podrían ser considerables pues son lo
único que funciona, aunque uno es negativo pues hay bastante mejor
competencia en ambos rubros entre las posibles nominadas.
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