TODOS LO MATARON PERO
NADIE SE HIZO RESPONSABLE
Existe un lema en México que profesa que el público está harto de
historias de narcos, violencia, corrupción, desnudos gratuitos y
cosas poco alentadoras. El taquillazo nacional de 2012 demuestra en
cierta forma que ese lema que predican los usuales detractores del
cine nacional es una completa mentira. “Colosio: El Asesinato”
es una cinta que posee todos esos ingredientes antes mencionados y
aún así logró capturar la atención del público mexicano gracias
a su temática que ciertamente es de interés nacional a través de
un cuestionamiento popular: “¿Quién mató a Colosio”.
Ubicada en el género de thriller político-policial, es cierto que la cinta de
Carlos Bolado no goza de la articulación que debiera tener una buena
película de suspenso, sin embargo cambia esa aproximación en aras
de expresarse como una especie de archivo cinematográfico de teorías
de la conspiración donde se juega con las múltiples conjeturas que
rodearon el caso del asesinato: que si el asesino solitario, que si
un ajuste de cuentas del narcotráfico, que si los múltiples
Aburtos, etc. El vehículo para desarrollar la historia es un comando
especial liderado por el personaje de José María Yazpik, a quien es
encargado dirigir una investigación paralela a la oficial. En vez de
desarrollar el caso o de que descubramos con intriga mediante vueltas
de tuerca en la trama, el guión tira dardos al aire sobre los
posibles sospechosos.
En primera instancia eso da un poco al traste con la propuesta de
género, sin embargo si uno mira por encima de la superficie, Bolado
toma varias decisiones valientes: la violencia es bastante gráfica,
el aire de tensión entre políticos tiene toda la saña en el lugar
correcto y no hay condescendencia alguna. La cinta toma tres
vertientes narrativas: la de la investigación oficial que se enfoca
en los políticos que mueven los hilos del país, la de la
investigación paralela que da pie a las diferentes hipótesis del
caso y la del sicario que anda borrando los cabos sueltos. Bolado
desperdicia la oportunidad de armar las tres vertientes con
uniformidad y la cinta toma un aire fragmentado. Este tipo de visión
fragmentada provoca que algunas secciones parezcan como si fueran
parte de un documental donde se recrean las escenas y faltara algún
narrador o testimonio relatando alguna posible teoría del caso.
Incluso desperdicia a ciertos personajes, como el interpretado por
Kate del Castillo quien en algún momento parece que fungirá como la
voz del pueblo y se pierde en una subtrama de búsqueda de embarazo.
El guión termina justificando esta subtrama, pero la ejecución de
Bolado hace que se sienta como tiempo desperdiciado que podría haber
sido mejor aprovechado desarrollando las tres vertientes narrativas y
uniéndolas con una mayor profundidad.
A pesar de que en el reparto hay actores bastante reconocidos ninguno
explota sus facultades, con excepción de un genialmente perverso
Daniel Giménez Cacho como “el doctor”. Si Giménez Cacho roba
cámara la cinta no se decide a mencionar a estos personajes por su
nombre por razones más o menos entendibles. Y con todo y que se
desperdicie un buen reparto, que el guión no hile de manera
armoniosa las vertientes narrativas y que las cosas parezcan un
archivo de escenas policiales dignas para un documental recreado hay
que reconocer que la película sobrevive a sus defectos pues la
edición la dota de un ritmo ágil donde se respira intranquilidad.
En
alguna escena de antro suena la canción “What is love?” de
Haddaway, vemos a un grupo de bailarinas de table dance mientras el
coro repite suplicante “Baby don't hurt me”. Mientras el coro
indica “no me lastimes” vemos a un sicario aproximarse al baño y
disparar sin piedad a un sujeto que cae. El sicario recoge el
casquillo del arma y huye de la escena con total impunidad. Bolado en
dicha escena retrata mucho de la ironía del asesinato de Colosio,
donde sonaba la Banda Machos con “La culebra”. La música
advierte lo que acontece y aunque aquí no es que toditos
asustados comencemos a
gritar, esos sonidos de bajo ciertamente advierten esa desazón que
causa la incertidumbre de encontrarse en un país cuya corrupción es
tal que es imposible encontrar culpables, donde nadie se hace
responsable de las víctimas que desenbocan en un río cuyo cauce se
llena de sangre.
Antojito mexicano: Al
más puro estilo potosino, una ponzoñosa víbora de cascabel bien
asada.
Posibilidades
de Ariel: A pesar de que en opinión de un servidor “Colosio” va
a la cola de cada una de sus posibles nominaciones, bien pudiera ser
la cinta que tiene posibilidades de colarse en bastantes categorías,
las cuales se amplian si consideramos que se trata del taquillazo
nacional del año, asi que no la descarte como Mejor película,
director, guión, edición,diseño de arte, efectos visuales, efectos
especiales y por supuesto su carta fuerte: Daniel Giménez Cacho en
Mejor coactuación masculina por su interpretación de Joseph-Marie
Cordoba, o que diga, “el doctor”.
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